martes, mayo 31, 2005

ENJOY THE SILENCE

Estoy acostado. Ayer tomé muy poco, pero siento una resaca terrible, quizás sea por acumulación, algo que es bastante probable. Escucho el soundtrack de "Cenizas del Paraíso", una de mis películas preferidas, no tanto por la cinta en sí misma, sino por todo lo que simboliza en mi vida. Fue la última que vi con mi vieja y el Nico. Miro el techo y me llaman la atención los relieves de la pasta con que lo pintaron, muy parecida al látex, si es que no lo es. Sus pequeñas montañas parecen hechas con un cepillo de dientes muy delgado, como si hubieran barrido minuciosamente cada gramo de la pasta. Levanto una mano y un pequeño rayo de sol, el único que se filtra por la ventana, alumbra mi anillo como si fuera el protagonista de una ópera o un monólogo teatral. Me habla muchas cosas. Es raro que todavía lo use. Despojado de su valor sentimental, debería ser un objeto tan desechable como cualquier otro, tan prescindible como los calcetines. Me doy cuenta que inconcientemente le había concedido otro simbolismo. Refleja la oportunidad que me di de llevar una vida normal, de proyectarme hacia un futuro como el de cualquier hijo de vecino. Es paradójico que un objeto tan minúsculo, que para muchos significa un gusto estrafalario, artesa o hasta gay, represente para mí el fracaso de la estabilidad con la que soñé.
La canción número 4 es un baile griego. El corazón se aprieta tanto que olvido el anillo. Me da mucha pena. Me encojo como un feto sobre la cama, tratando de aguantar el llanto. No puedo. Una amiga me dijo que no entendía cómo podía contar cosas tan mías en este blog, pero, la verdad, a estas alturas, me da lo mismo cuidar mi careta. Si se cae, si desilusiono a alguien, si me me encuentan un tipo pátetico, me importa un carajo. Escribo para mí, además que tampoco esto lo leen muchas personas.
Sigo. No logro entender cómo he llegado a este nivel de inseguridad. Hay días que soy el mismo de siempre, echando la "talla", peluseando como pendejo, pero se alternan con otros en que, francamente, no quiero ver a nadie. Sacaría pasajes a un lugar inhabitado y vacío, donde no existiera el sentido de trascendencia, donde no sintiera que me paseo por la vida sin alterar nada, sin que nada de lo que toco valga la pena.
Quizás el cine sirva. El viaje de Concón a Viña se hace eterno y me preocupa la hora porque juré que nunca más iba a llegar tarde. Parece que me atrasé, pues la cara de mi amiga no es de las mejores. Un frío "hola" y vamos andando. Entramos a ver "Hada ignorante". Es una película estremecedora, llena de lecturas paralelas, de esas que nos hacen cabecear a la salida. Cada escena es una reflexión nueva, un motivo para conversar por horas. Hoy no tengo ganas de conversar. Nos subimos rápidamente a la micro. Sé que mi silencio es raro, pero, a pesar de la confianza, no es el momento ni el lugar para desmadejar el rollo. Ahora lo sabes.
Vuelvo a mi pieza. Enciendo un cigarro y miro otra vez el techo. No necesito música. Retomo "Rayuela", magnetizado por el encanto de la Maga. A esta hora, mientras escribo estas líneas, me entero que un amigo ariqueño está sufriendo mucho. Confirmo que Dios no existe. El superhombre tampoco. Silencio...

domingo, mayo 29, 2005

REMEDIO SIN RECETA

"Tienes la impresión de que puedes rodar por el suelo, cortarte las venas con una hoja de afeitar o masturbarte en el metro sin que nadie te preste atención, sin que nadie mueva una ceja. Como si una película transparente, inviolable y perfecta te protegiera del mundo"
("Ampliación del campo de batalla", Michel Houellebecq)


Algunos comparan la obra de Houellebecq con "El Extranjero" de Camus. Me parece una comparación correcta y ajustada. He quedado para adentro, revisando mil detalles de mis últimos meses. Ha sido un día muy raro. Me siento débil. No sé a qué atribuir esa debilidad, aunque sospecho que no es una sensación pasajera. Pensé que jugando fútbol lograría despejarme un poco, pero sólo conseguí lesionarme otra vez de la rodilla, en una jugada normal en la que debí haber ido un poco más fuerte. Es increíble cómo uno lleva sus problemas a todos lados, incluso a la cancha. No gané una pelota dividida. Varias veces terminé en el suelo. Mientras me paraba, calculaba cuánto tiempo quedaba para ir a ducharme a los camarines, ojalá solo y sin que nadie me quisiera sacar alguna opinión sobre los achiques del arquero rival o el penal que no cobraron cuando estábamos empatados. Nadie se duchó. El agua estaba hirviendo. Me quedé mucho rato, como hacía mucho tiempo no lo hacía. Hasta canté. "Viernes 3 am", Seru Girán.
Han pasado algunas horas. Nada ha cambiado. Sólo he agregado un nuevo elemento a mis desvaríos: el peligro de las dependencias. Como ya vi Star Wars dos veces, una más que volado, Yoda se me aparece con su bastón y me repite como si fuera su padawan que debo renunciar a todo lo que me de miedo desprenderme a futuro. Sería útil conocer la visión sith. May the force be with me.

sábado, mayo 28, 2005

OJOS DE VIDEO TAPE

"Sanaré toda llaga de distancia....lo terrible del mar es morir de sed" , G. Cerati
Ya, cabro, hasta que llegamos. Abro los ojos y veo las chimeneas de la Refinería de Petróleo de Concón. Miro la hora: 8 de la mañana. Los obreros se reúnen en un minimarket donde compran pan y queso. Me uno, a pesar que sus miradas me gritan que no soy bienvenido, quizás porque les molesta que un pendejo esté tan borracho mientras ellos esperan el ingreso a su tediosa jornada laboral. No importa. El "bajón" de hambre me tiene mal. Compro pan, queso y jamón y me ubico en una orilla, sentado junto a un aviso de Catherine Fullop. La miro un rato. Es rica. Confieso que vi "Abigail", algo nada fácil, pues debe ser una de las telenovelas más largas de la historia. La trama partía con la Fullop en el colegio y termina como abuela, sufriendo por su nieto. Cheito, chico, que tú no puedes ser así con tu hijo. Los venezolanos hablan divertido, pero más gracioso es cuando Chávez dice sus huevadas con tonito chévere.
Calculo que estoy como a media hora de la casa. Pido un café para tomarlo en el camino. Me voy por abajo, junto al mar, sintiendo su frescura y el aire salino que se esparce por todos lados. Me detengo al ver que unos flaites están destrozando un paradero. Espero pacientemente detrás de un grueso árbol, espiando el acto, intentando comprender qué impulsa tanta violencia. Vienen de vuelta, con caña, sin las fuerzas de la noche, pero así y todo pueden descargar semejante ira, aunque, pensándolo bien, puede que no sea rabia y sólo responda a la "talla" del día. Parece que es rabia. Recuerdo las palabras de un historiador que oí hace unos días. Dijo, muy certeramente, que la palabra ha sido olvidada por los chilenos. Ya no la respetamos ni cuidamos, de ahí que nos cueste tanto hablar con nosotros mismos. Al no tener esa facultad, bloqueamos cualquier posibilidad de diálogo. Mucha gente reacciona violentamente, tal vez de forma inconciente, por la impotencia de no poder comunicarse con alguien, ni siquiera con su "yo" interior. Es más fácil romper paraderos de buses.
Se demoran harto. Me da miedo ser la siguiente "víctima". Me acuerdo de un atajo y los eludo. Subo un buen trecho y desde las alturas veo cómo siguen pateando. Siento lástima por ellos. Poco a poco me acerco a la casa. Estoy muy cansado. Me desparramo en la cama, con ropa, sin taparme. Shut down. Antes de cerrar las transmisiones, me alegro de haber tenido alguien con quien compartir la alegría de haber recibido la nota de la maldita tesis. El único error fue, para variar, hablar más de la cuenta.

domingo, mayo 22, 2005

FANTASMA DE CANTERVILLE

Me siento raro, quizás porque duermo muy poco. Una amiga me dijo que no podía continuar siendo tan autodestructivo. No lo veo como un insulto. Tampoco me molesta el tono condescendiente con que las personas acompañan esa palabra cuando aconsejan a otros. Marx dijo que para crear hay que destruir. En eso estoy: arrancándome la piel hasta que sienta que ha salido otra nueva. Es mi propia interpretación. Aguardo sin desesperación ni recriminaciones. Si me dicen que soy un borracho, nada nuevo en realidad, me cago de la risa. Es fácil decir que otro es borracho, disminuyéndolo a un ser básico, automatizado por los grados, sólo porque tiene deseos de pasarlo bien y no diferencia entre un viernes y un lunes. Son etapas, tal como antes estuve mucho tiempo encerrado, sin querer ver a nadie y sin tomar una gota. Estoy traspasando murallas internas que me dan pánico y necesito compañía para no venirme abajo. Eso es. Quizás el cambio de piel pierda profundidad o no quede fijado con fuerza al ahorrarme la soledad, base de toda transformación, pero creo que debo prescindir de ella.

martes, mayo 17, 2005

FASCINATION STREET

Lo único que no me gusta de la avenida Pedro Montt es su nombre. Montt defendió la gestión de Balmaceda hasta que la revolución del 91' lo hizo darse vuelta olímpicamente la chaqueta. Se vendió por poder. Además, por si fuera poco, todo Chile sabía que al Presidente de la República le ponían los cuernos. Quizás en la época del parlamentarismo la figura del Jefe de Estado no eran tan sagrada como hoy y no importaba tanto lo que hacía o dejaba de hacer el patrón de La Moneda. Vendido y gorreado. También me han cagado. Mejor, que quede como vendido.
"Como tú no hay otra igual", canta Lucho Barrios. De verdad que es muy especial. Camino por ella por inercia, flotando por fuera de sus anchas tiendas. No quiero hablar con mi viejo y me desconecto de la realidad revisando las vitrinas y conversando con los dependientes. Todavía sobrevive ese ambiente provinciano que uno tanto extraña en las grises calles santiaguinas. Me regalan un té que calienta mi cuerpo y me alienta a seguir vagando. En la plaza O´higgins, frente al Teatro Municipal, el mismo que por largos años funcionó como cine y donde vi Superman por primera vez, encuentro una mini feria de antigüedades, muy pequeña comparada con la que se forma los domingos. Compro un libro de Onetti por mil pesos. Celebro íntimamente mi adquisición y salgo de la plaza para no tentarme con otro. Unas cuadras más allá, una mina me susurra algo. Creo oír que me pide 15 pesos. Nada que ver. Me está invitando a una pieza. Como no tengo nada que hacer, le explico a la puta que ando en otra, pero que, si no le importa, me gustaría conversar un rato con ella. Accede con timidez, pero al poco rato se relaja y hablamos de la vida, de todas sus cosas injustas y, por cierto, también hablamos de mi viejo. Me aconseja que lo mande a la mierda. Sería lo más natural. Diría que hasta fácil y no me gustan, vaya a saber por qué oscura razón, las cosas fáciles. Me despido de ella y sigo mi camino. Entro al cine: "Mi mejor enemigo". No hay nadie en la sala. El telón y yo. No alcanzó para pop corn. La trinchera hundida a metros de la argentina me sirve de refugio. Descanso de mi propia guerra.

lunes, mayo 16, 2005

PURE MORNING

Siento los campanazos. Las hojas de la avenida Libertad, esparcidas como si fueran una alfombra arrugada y ruidosa, se despegan unas de otras producto del viento. Una vuela como la bolsa de American Beauty. Recuerdo cómo disfrutaba patéandolas, tomando vuelo para echarlas lo más lejos posible. Lo hago otra vez. Son las seis de la mañana y, salvo otro borracho que espera en el paradero, la avenida permanece desierta, aunque a unas cuadras, no muy lejanas, diviso una sombra que me indica que hay gente que está saliendo a trabajar. Yo también tengo que trabajar. Entro en unas horas más. Maldición. Llevo una hora esperando que pase un colectivo o una micro, pero, los únicos que pasaron, quisieron cobrarme diez lucas por ir a Con Con. Los mandé a la mierda. Encañado, muerto de frío, no me arrepiento de haber salido. Ni siquiera la larga jornada que me espera me quita la sensación con que quedé luego de una eterna conversación, que, por lo demás, deseaba tener desde hace tiempo. No sé si dije todo. Lo más probable es que no. Pensé ensayar antes, pero nunca me he sentido cómodo con las cosas demasiado preparadas. La improvisación es más entretenida, aunque queden vacíos.

jueves, mayo 05, 2005

NO SOY UN EXTRAÑO

Todo marcha bien. Vivir con Brian y su familia no me ha incomodado para nada. Como ha sido siempre, me han hecho sentir uno más, un miembro más, casi pasado por libreta. Jamás olvidaré su generosidad y espero recompensarlos en el futuro, aunque todavía no se me ocurre cómo agradecer su hospitalidad. Me instalé en la antigua pieza de la nana, a pesar que la tía insistió que me quedara en la de Loraine. Lo hice por dos cosas. Como siempre tienen visitas inesperadas, la mayoría de estadía larga, preferí no ocupar ese espacio. Podía llegar una tía del sur o de cualquier parte y sería una joda reubicar todo. La segunda razón, no menos importante, es que la pieza queda fuera de la casa. He vivido antes de allegado y tengo claro que lo más importante es pasar desapercibido, que no se note mi presencia. Al estar afuera, paso piola.

En la parte laboral, me ha ido mejor de lo que esperaba. Hoy tuve mi primera clase del famoso y temido programa Millenium y no es tan complicado como suponíamos en Arica. El director solicitó que me capacitaran de inmediato porque quiere contar conmigo lo antes posible. Se vienen varios cambios en el diario y, por lo que me he podido informar, algunos trueques favorecerían mi incorporación. Ojalá resulte pronto porque las lucas escasean y las deudas me tienen muy preocupado, aunque no tanto como antes. He aprendido a dominar mi desesperación y sé que siempre encontraré una solución para sobrevivir a fin de mes. Malabares, milagros, no sé, siempre aparece algo que me salva en el último minuto. Confío en mi suerte. La pega de El Mercurio me servirá para subsistir hasta que salga algo en Santiago. El proyecto "Comunidad Miranda" sigue vigente, carajo! El lobby de la Feña tiene que dar resultados!!!!

Ayer viví algo muy especial. Almorcé con mis tíos en La Rotonda y, como siempre, terminamos riéndonos de la veneración que aún siente Renato por Mussolini. A la mesa se integró un tipo de apellido Barrientos que nos alegró la tarde con sus tallas tan porteñas y sabrosas. ¡Cuánto extrañé estas conversaciones estando en Arica! Barrientos es un personaje. Panza cervecera, jopo tanguero, dientes tan blancos como equinos, gestos epilépticos y, curiosamente, dueño de un verso cristiano y conservador. Nos contó con lujo de detalles cómo dos minas jaleras se apoderaron de su habitación y le rajaron todas sus camisas. Me cagué de la risa. Estaban en un bar de la subida Ecuador y la "bebé", de 19 años, le pidió las llaves porque tenía sueño. Al llegar se dio cuenta que lo habían dejado afuera. Cortó la luz y el agua y se fue. Días después se encontró con ella en la calle y la fresca de raja lo saludó y le reclamó por qué no la había llamado.

Lo mejor, lo que me dejó feliz, vino después. Me fui con Chicho y me encontré con mi prima Stefanía en la casa. Conversamos horas y horas. Fue algo maravilloso. Me sentí muy conectado a ella, a su forma de ver las cosas, a su modo de soportar el dolor y juntos revisamos nuestras existencias y anécdotas, muchas de ellas demasiado arrugadas en el tiempo. La escuché con atención y pude captar que es una persona maravillosa y me sorprendió encontrar muchos sellos familiares en ella. Obviamente que siempre han exisitido, pero, por mil motivos, algunos realmente estúpidos, nunca me había dado el tiempo de conocerla profundamente, tratando de meterme en sus dolores, muchos de ellos provocados por los mismos personajes siniestros que me han causado daño. Pensé que ella se había salvado de tanta mierda. Me equivoqué. Lamento mucho no haber estado con ella en esos momentos, pero ahora nunca la voy a dejar. Ni a ella ni a la Danae, que está exquisita. Es una niñita muy sensible, volada, divertida. Me encanta. Si bien no tengo mucha afinidad con los niños tan chicos, espero también poder acercarme a ella.

Estoy en un café, rodeado de gringos. Es hora de seguir. ¿Dónde? No tengo idea.

Y YO LOS MIRO SIN QUERER MIRAR, ENCIENDO UN FASO PARA DESPISTAR. ME QUEDO PIOLA Y EMPIEZO A PENSAR QUE NO HAY PESCAR DOS VECES CON LA MISMA RED ("No soy un extraño", Charly García)