jueves, enero 18, 2007

PESADILLA


En el bus, ahogado en el pasillo, frente a un par de minas que pelan sin piedad a una colega y al lado de un tipo que se revienta los tímpanos con un reggaetón, miro por la ventana para encontrar cualquier cosa que me distraiga y así olvide la pesada noche. No puedo. Inevitablemente recuerdo a Laurence Golborne. Lo veo muy agitado, rojo de furia, retándome frente a tipos que no conozco, pero cuyos rostros me parecen familiares. ¿Quién es Golborne? ¿Cuántos chilenos saben quién es? Pocos, muy pocos. Es el gerente general corporativo de Cencosud, brazo derecho de Paulmann y, por lo bajo, debe cortar 20 palos mensuales. De trato amable, muy caballero, siempre envidiablemente lúcido, se lleva bien con los periodistas. Sin embargo, pese al casting, mi inconsciente lo escogió como protagonista de mi pesadilla. Antes mis sueños de horror eran mejores, más originales. Esta pega de mierda está matando hasta eso. Como ya he soñado bastante con mis jefes, contestando telefonazos con solicitudes imposibles o perdiendo notas a última hora, no ha quedado otra que incorporar nuevos actores. Así entró Golborne. Lo siento, no soy J.J. Abrams. Los "otros" que se le ocurren son más elaborados y aterradores. Los míos son ejecutivos que sólo los ubica la casta más sucia del país. Y unos pocos más.